MHLSPORTS COPA MINI
18/06/2018 an 15:50
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Sito Alonso: "Los jugadores de minibasket tienen que entrar y salir del entrenamiento con una sonrisa"

Once años. Esa era le edad de Alfonso ‘Sito’ Alonso cuando comenzó a entrenar en el colegio zaragozano de Compañía de María. Desde esa primera etapa como entrenador de mini hasta ahora, convertido en un técnico profesional con una trayectoria envidiable (Joventut, Gipuzkoa, Bilbao, Baskonia y Barcelona), se ha producido un proceso de aprendizaje continuo.

Con el ánimo de seguir compartiendo conocimientos, el nuevo entrenador del KK Cedevita se adentra en la experiencia de dirigir el I Congreso de Minibasket que la Sport Coach Academy organizará en Valencia en paralelo a la disputa del torneo alevín de L’Alqueria del Minibasket (21-24 de junio). Antes de eso, Sito Alonso nos regala una interesante entrevista en la que indagar sobre su proceso en esta categoría y en sus inquietudes como formador.

-- ¿Por qué afronta el reto de dirigir el I Congreso de Minibasket?

-- Formar parte de un congreso de minibasket siempre es una ilusión grande porque tengo claro que las cosas que marcan el futuro de los jugadores empiezan desde la base.

El minibasket ha avanzado de una forma increíble en las últimas etapas y esto lo hace muy enriquecedor. Es muy importante verlo para no olvidar los detalles que hay que mimar en el deporte profesional y que también se hacen en estas edades. Debemos analizar los déficits que podemos tener en el deporte profesional para retocarlos desde el minibasket para que los jugadores no alcancen luego la élite con ellos. Es por una parte un aprendizaje y, por otra, un análisis que afronto con una ilusión tremenda.

-- ¿En qué consiste su labor al frente de esta pionera experiencia que organiza Sport Coach Academy?

-- Mi labor es muy enriquecedora. Es verdad que me gusta supervisar todos los bloques en un conjunto, pero, lo que más me gusta es aprender y aprovechar todas las virtudes, experiencias y situaciones que nos plantea el ramillete tan grande que tenemos de entrenadores y preparadores físicos, que, seguramente, aporten cosas que nos van a enriquecer a cada uno de nosotros.

Que dirija este curso no significa evidentemente que esté por encima de los demás, que no es así, sino que estoy a la par. Reviso las cosas de los demás, pero no para corregir, sino, al contrario, para ser partícipe y aprender de lo que hacen todos.

-- ¿Qué destacaría de la programación y tareas que presenta este congreso?

-- Una de las mejores cosas que tienen este tipo de eventos es la diferente metodología que nos pueden enseñar los entrenadores incluso buscando un mismo objetivo. Quiero decir que muchas veces pensamos que existe una línea, un mismo camino, pero este se puede torcer y encontrar diferentes puntos en los que cada uno tengamos una idea que también estamos pensando el resto. Esta cantidad de opiniones, de experiencias que tienen los entrenadores y que van a poner al servicio de los demás, nos van a servir para mejorar.

Además, el hecho de estar en una constante comunicación, como sucede en el congreso, nos va a ayudar. Porque hay vídeos fáciles de conseguir en internet, pero tratar directamente con el entrenador que ha hecho un tipo de trabajo, tener su opinión, creo que es una ventaja añadida.

-- En paralelo se disputa una competición que nace para ser un referente nacional en categoría alevín. ¿Qué opinión guarda de la organización de L’Alqueria del Minibasket y cómo puede reforzar al Congreso que usted dirige?

-- Poder disfrutar de la dimensión de este torneo y hacerlo en L’Alquería del Basket del Valencia Basket aún le da mayor trascendencia. Es una idea magnífica, que hay que valorar como una toma de contacto con distintos clubes y colegios para que puedan competir unos con otros, pero también aprender unos de otros. Que aprendan el distinto nivel que hay en distintas comunidades y no tomárselo tanto como un campeonato de España. Simplemente, tomarlo como una competición que nos ayuda en la mejora y en encontrar aquellas cosas que debemos seguir potenciando en nuestro propio club, en nuestros propios colegios, en todos los componentes que podemos mejorar.

-- Usted se ha asentado en el mundo profesional. ¿Existen analogías entre este nivel superior y el minibasket?

-- Al final el minibasket tiene muchas parcelas que se comparten con el baloncesto profesional. Una de ellas es, por supuesto, la definición de equipo. No creo que haya mucha diferencia entre un equipo de minibasket u otro profesional que entienda esa palabra. Hay ejemplos muy claros. Cuando un compañero necesita una ayuda, porque hay una situación que a nivel defensivo no la puede controlar, cómo la supera un equipo de minibasket, cómo toman esa decisión por ellos mismos o están esperando la información del entrenador. Eso también lo puedes observar en la categoría profesional. Ese crecimiento de habilidades que hay en minibasket termina siendo el éxito total en la vida profesional. Está claro que una de las cosas más importantes que tienen que ocurrir en las dos es que un jugador, un equipo y un entrenador sean felices desarrollando la tarea que están realizando.

-- ¿Qué componentes cree que tiene que atesorar el buen formador en estas categorías, esenciales en el crecimiento del jugador y el menor?

-- Un buen entrenador de minibasket, desde mi punto de vista, primero tiene que ser un ejemplo. Un ejemplo en los valores que quiere implantar, no solo él, sino también el club o el colegio donde esté. Algunos niños y algunas niñas lo van a tener como espejo en la mayoría de las cosas que él realice. Quiero decir, cómo va a reaccionar ante una decisión arbitral, cómo va a reaccionar cuando dos jugadores falten a un entrenamiento, cómo va a reaccionar cuando alguien llegue tarde, ante una adversidad, ante el hecho de perder muchos partidos o ante el hecho de ir ganándolos.

Todos esos detalles que hablan de la filosofía y de los valores que el entrenador tiene que implantar son más importantes que cualquier situación técnica o táctica que se quiera implantar. Obviamente, un entrenador de minibasket creo que tiene ahora mismo una importancia máxima en la formación técnica tanto defensiva como ofensiva del jugador, intentando que en medida que los jugadores vayan creciendo pueda intentar especializarlos. Pero en este proceso el entrenador debe tener una capacidad buena para poder globalizar específicamente la técnica ofensiva y defensiva, sobre todo, en hacerles pensar. Yo creo que son una de las cosas que más me obsesiona cuando pienso en la tarea de un entrenador de categorías de formación. No siempre dar la receta mágica para que ellos puedan superar las situaciones con nuestra ayuda, sino hacerles pensar, dejarles equivocarse y, sobre todo, que aprendan a hacer las cosas ayudándose unos a otros desde el punto de vista de la inteligencia.

-- Empezó a entrenar con sólo once años en Compañía de María, un colegio de Zaragoza. ¿Recuerda sus inicios como entrenador y sus años de formación en ‘Mini’?

-- Recuerdo perfectamente mis inicios entrenando a chicos benjamines y alevines. Recuerdo disfrutar de una manera especial. Porque en esas edades hay que saber la influencia tan grande que tienes como entrenador. Siempre se dice que son cómo esponjas e intentan hacer todas las cosas que tú les quieres enseñar. A mi me gustaba mucho cuando entrenaba este tipo de categorías el ponerles el ejemplo de jugadores que podían ver, aunque en esa época cuando yo entrenaba en minibasket, en esos momentos, era mucho más difícil. Ahora con la facilidad que hay con las telecomunicaciones, con los servicios de internet, de vídeos, es más fácil que aprendan de otros, que imiten a otros en acciones positivas para formarles como jugadores. 

Cada año entreno a los chicos de mini de mi campus y tengo el factor especial de que nunca pierdo el contacto con el minibasket porque mi padre entrena en esta categoría y soy partícipe de todo lo que ocurre en ese equipo cada semana. Cuando tengo tiempo libre me gusta, no solo ir a los partidos, sino entrenarlas a ellas.

-- Se habla mucho de la educación de valores en estas edades. ¿Cuál es su importancia en el proceso de aprendizaje del jugador?

-- La formación no tiene que ser solo deportiva, obviamente. Pero a mí no me gustaría formar a unos niños o niñas no competitivos. Es importante sacar el lado competitivo de cada persona, algunos lo tienen innato y a otros hay que ayudarles a sacarlo. Algunos disfrutan colaborando para que los demás sean más competitivos.

Creo que es importante en un equipo, a nivel de educación, pero no se equivoque con ser blando o no competitivo, implementar una serie de conductas. Es fundamental, sobre todo, mostrar al jugador de qué es capaz, de qué no domina tanto para mejorarlo, para esconderlo, para ayudarse con otros compañeros para evitar ese tipo de problemas que le pueden causar no dominar cierta faceta.  No equivocar la competición con no ser respetuosos y luego también dotar al niño de herramientas para que pueda en un momento determinado utilizar el pensamiento, la capacidad cognitiva, pensar e imaginar situaciones en las que puedan trabajar a nivel baloncestístico, pero también mentalmente.

-- Cuando comenzó su etapa como técnico no existían congresos de esta calidad. ¿Qué métodos utilizaba para aprender y mejorar como formador?

-- En la etapa en la que yo entrenaba mini la información era muchísimo más difícil de obtener, pero tenía la suerte de poder acompañar a mi padre a todos los clinics y a los que no podía tenía la opción de comprar el video para ver en casa.

Una cosa que sí me gustaba desde ese inicio era ver los entrenamientos de todos mis compañeros de club o colegio. Recuerdo de quedarme de ver muchos entrenamientos de compañeros del CAI Zaragoza cuando yo jugaba allí: José Luis Oliete, José Luis Abós, Javier Marco, José Luis Ereña, Joaquín Arnal… Muchos compañeros de Helios como eran Willy, Jesús Gutiérrez… O en Compañía de María a José Ignacio Sofín, mi propio padre o a Javier Embid… Y en Monzón a Guillermo Uguet. Me gustaba ver entrenamientos no para copiar, pero sí para ver las cosas que ellos trabajaban y hacerme ver mi pensamiento, porque en ese momento no había tanta facilidad para conseguir información como ahora hay.

-- Cada vez se pone el foco de la expectación desmedida sobre jugadores más jóvenes, como le ocurrió a Ricky Rubio, al que usted entreno. ¿Cuál es su opinión sobre esa presión temprana?

-- Los jugadores que han recibido esa presión no tienen la culpa, sino que son especiales. Jugadores que, con un talento diferente al resto, no solo deportivo, si no también mental, han sido capaces de atribuirse a sí mismo una presión no apta para un jugador de similar edad. El compararse con otros jugadores o que los propios jugadores a edades muy tempranas quieran ser como ellos sí puede ser un prejuicio, pero no tiene que influir a las familias que rodean a ese jugador, que se ocupan de ellos. Cada persona es diferente y tienen que adaptarse a la realidad deportiva en la que están.

-- ¿Qué consejo le daría desde su posición a un jugador de mini? ¿Y a un padre o madre de este jugador?

-- Dentro de los consejos que podría dar diría que el esencial es que siempre venga con una sonrisa a entrenar. Parece una cosa sencilla, pero me parece muy importante darles esos primeros momentos del entrenamiento una libertad, que no tiene nada que ver con el haz lo que quieras, sino con una libertad organizada para que ellos sean felices en los primeros y los últimos momentos de la sesión, para que puedan entrar y salir de la pista con esa sonrisa.

Otro es que escuchen, pero que también que pregunten. Poner al entrenador en la responsabilidad de responder preguntas que el jugador necesita saber para mejorar un gesto técnico o una faceta del juego creo que es muy importante. Como entrenador, a mi lo que me gusta, es ir preparado, hacer los gestos que quiero enseñar antes en casa o en una pista solo para que no haya una duda. Si hay una duda ahora puedes buscar la facilidad que te ofrece el propio móvil para que el jugador lo vea. Ir preparado y, sobre todo, analizar qué niños y qué niñas tengo para cuidarlos y para exigirles.

Al padre lo mismo que me exijo yo con mi propia hija. No hace baloncesto, pero yo le llevo a su actividad y cuando termina le pregunto si se lo ha pasado bien, si se sabe el baile o si no se lo sabe, pero no entro en mas detalles. Solo entro en si respeta a su profesora, si respeta a sus compañeras y que tenga una responsabilidad sobre la actividad extraescolar que ella ha escogido. Eso es lo que yo haría como padre.

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